Si Tolstoi comenzó su Anna Karenina con las frases citadas por ti, a mi me llamó la atención siempre la segunda: "Cada familia infeliz es infelíz a su manera" esta frase manifiesta como la infelicidad es tan particular en cada grupo familiar o social. Obedeciendo a diferentes espectativas de cada uno de ellos, dependiendo del deseo arbitrario de quien depende su infelicidad. Los primeros son felices todas igualmente porque se desenvuelven hasta cierto punto libres aunque en los mismos estándares de lo que para ellos es felicidad, sin pena ni gloria viven la vida pareja a lo que todos consideran felicidad. En cambio los infelices a su propia manera, lo son porque viven no como los otros, con los derechos naturales igualad para todos, si no bajo el deseo arbitrario de cada tirano bajo el que les tocó o escogieron vivir y que aunque pudieran parecer diferentes pero no, todas estas tiranías necesitan la legitimidad de la idea principal y única que doblegue a los pueblos a no plantear ninguna idea que vaya contra el tirano. Estos pueblos cual borregos están dispuestos a obedecer a cada tirano que le tocó en suerte. Y muy diferentes pueden parecer uno del otro, sin embargo todos nos llevan al mismo odio, a la.misms envidia, a la destrucción total aún de las propias naciones, imponen el terror como la única salida "a qué"? Llevan a los pueblos de cada país cada uno al del propio odio , a creer ciegamente que el único escape que se tiene es la desaparición de la humanidad a la que ellos mismos, que son aparentemente diferentes, en su naturaleza son exactamente el mismísimo tipo, de la misma naturaleza destructiva cada uno. Desde Bush que llevó a una guerra mintiendo sin vergüenza alguna y llevando a la muerte a miles de soldados patriotas que creyeron en su trampa, como Hitler o Lenín que con diferentes discursos cometieton genocidios imperdonables..tenemos a un Putín que amenaza terminar con la humanidad que como los otros, es llevado únicamente por el eje del mal, del que se ufanan haciendo alarde de haber nacido perteneciendo todos a una enfermedad mental opuesta a la sobriedad y que se hace patente en ellos, que mentalmente distorcionados que apenas sintiendo el placer y orgullo desmedido en cuanto saborean el dulce pero traicionero sabor del poder. Porque en ellos, lo que impera es la propia frustración y el deseo de demostrar que no respetan a nada ni a nadie. En sus mentes y su siquis solo encontramos la temible enfermedad del alma que es la envidia y el odio. Y al hacer derroche de este odio que la provoca y ufanarse de ello, muy al contrario de lo que pueden sentir, vivir y pensar son tan malditos en su vida que no pueden jamás remediarla. El Hubris y la Némesis ya conocidas desde los griegos, y quizá desde Caín con su hermano Abel, también sigue tan viva y latente como cuando Héctor la ejerció en Aquiles, ganándose solamente la muerte y el desprecio tan merecido.
Me recuerda también la filosofía de Rene Girard. Apremdamos de estos artículos que nos llegan como un regalo para despertar el instinto natural de la sobrevivencia transitándola por el bien. Si la vida es lo más preciado que se nos ha dado, por qué no aprender a conservarla de la mejor y más excelsa manera de vivirla? Magnífico artículo Manuel Hinds! Gracias!!
Si Tolstoi comenzó su Anna Karenina con las frases citadas por ti, a mi me llamó la atención siempre la segunda: "Cada familia infeliz es infelíz a su manera" esta frase manifiesta como la infelicidad es tan particular en cada grupo familiar o social. Obedeciendo a diferentes espectativas de cada uno de ellos, dependiendo del deseo arbitrario de quien depende su infelicidad. Los primeros son felices todas igualmente porque se desenvuelven hasta cierto punto libres aunque en los mismos estándares de lo que para ellos es felicidad, sin pena ni gloria viven la vida pareja a lo que todos consideran felicidad. En cambio los infelices a su propia manera, lo son porque viven no como los otros, con los derechos naturales igualad para todos, si no bajo el deseo arbitrario de cada tirano bajo el que les tocó o escogieron vivir y que aunque pudieran parecer diferentes pero no, todas estas tiranías necesitan la legitimidad de la idea principal y única que doblegue a los pueblos a no plantear ninguna idea que vaya contra el tirano. Estos pueblos cual borregos están dispuestos a obedecer a cada tirano que le tocó en suerte. Y muy diferentes pueden parecer uno del otro, sin embargo todos nos llevan al mismo odio, a la.misms envidia, a la destrucción total aún de las propias naciones, imponen el terror como la única salida "a qué"? Llevan a los pueblos de cada país cada uno al del propio odio , a creer ciegamente que el único escape que se tiene es la desaparición de la humanidad a la que ellos mismos, que son aparentemente diferentes, en su naturaleza son exactamente el mismísimo tipo, de la misma naturaleza destructiva cada uno. Desde Bush que llevó a una guerra mintiendo sin vergüenza alguna y llevando a la muerte a miles de soldados patriotas que creyeron en su trampa, como Hitler o Lenín que con diferentes discursos cometieton genocidios imperdonables..tenemos a un Putín que amenaza terminar con la humanidad que como los otros, es llevado únicamente por el eje del mal, del que se ufanan haciendo alarde de haber nacido perteneciendo todos a una enfermedad mental opuesta a la sobriedad y que se hace patente en ellos, que mentalmente distorcionados que apenas sintiendo el placer y orgullo desmedido en cuanto saborean el dulce pero traicionero sabor del poder. Porque en ellos, lo que impera es la propia frustración y el deseo de demostrar que no respetan a nada ni a nadie. En sus mentes y su siquis solo encontramos la temible enfermedad del alma que es la envidia y el odio. Y al hacer derroche de este odio que la provoca y ufanarse de ello, muy al contrario de lo que pueden sentir, vivir y pensar son tan malditos en su vida que no pueden jamás remediarla. El Hubris y la Némesis ya conocidas desde los griegos, y quizá desde Caín con su hermano Abel, también sigue tan viva y latente como cuando Héctor la ejerció en Aquiles, ganándose solamente la muerte y el desprecio tan merecido.
Me recuerda también la filosofía de Rene Girard. Apremdamos de estos artículos que nos llegan como un regalo para despertar el instinto natural de la sobrevivencia transitándola por el bien. Si la vida es lo más preciado que se nos ha dado, por qué no aprender a conservarla de la mejor y más excelsa manera de vivirla? Magnífico artículo Manuel Hinds! Gracias!!